Marrakech es una ciudad con dos caras. Por una parte, la que tenemos en mente casi siempre a la hora de hablar de alguna ciudad tradicional marroquí: su Medina con calles estrechas y serpenteantes, abarrotadas de tiendas de artesanía y productos típicos del país y siempre llenas de gente y de ruido. La imagen típica de Marruecos, en resumen.
Pero, también, Marrakech tiene una cara moderna, elegante y occidental en su Ciudad Nueva, con barrios como Gueliz, que cuentan con amplias avenidas, grandes jardines, hoteles de más o menos lujos y restaurantes y clubes nocturnos dignos de cualquier ciudad europea.
En el Blog de VoyaInternet: Marrakech: Un destino cercano, exótico y baratoCuál de las dos Marrakech se puede disfrutar más dependerá del viajero y de su tolerancia a la vida tradicional de la Medina o la Kasbah que puede ser agobiante para algunos o de su interés por la comodidad de la zona más moderna. No obstante, el mejor sabor de la ciudad se obtiene si se consigue mezclar las dos a la vez y conseguir lo mejor de ellas.
Nosotros empezaremos con la más tradicional.
la Plaza Jemaa El Fna
La plaza Jemaa El Fna es el centro neurálgico de la ciudad y uno de sus principales puntos de interés. Desde luego, es el lugar de referencia y el punto de encuentro de los turistas, que llegan a ella atraídos por su amplitud en el centro de la medina y por la cantidad de puestos, atracciones y lugares para cenar que se instalan en ella. Durante el día- especialmente en días de gran afluencia turística- siempre hay gente que circula por ella; pero es durante la noche, cuando se instalan los puestos de comida y las calles adyacentes a ella bullen de actividad, cuando adquiere su máximo esplendor.Jamaa El Fna es el centro principal de Marrakech por su localización. Aunque no es el centro geográfico de la Medina, sí que supone la puerta de acceso para las calles y zocos de la parte norte y este de la misma. Pero también lo es porque es uno de los escasos espacios amplios del centro de la ciudad. Realmente, se trata de una explanada amplísima, aunque los grupos de espectáculos y los puestos de comida, bebida y venta se comen una buena parte del mismo.
Aunque no está abierta al tráfico- salvo en una pequeña calle en el sur, donde atraviesan los coches- está también muy cerca de la plaza de Foucauld y el minarete de la mezquita de Koutobia –donde paran los autobuses urbanos- y de la parada de los Grand Taxi del final de la calle Bab Agnaou, con lo que se puede considerar también un buen centro de transportes.
En ella existen una serie de puestos permanentes que se dedica a vender artesanía local y otros productos típicos, a semejanza de lo que ocurre en otros puestos de los cercanos zocos, y bastantes carromatos donde preparan zumos de frutas al instante o venden especias o frutos secos. Además, por la noche, se instalan multitud de restaurantes móviles unos pegados a otros, con mucha luz, sillas y mesas para sentarse y platos a precios muy asequibles. Echan muchísimo humo, pero son muy agradables para comer.
En la plaza suele haber también casi siempre algún tipo de espectáculo. Por la mañana, suelen ocuparla personajes vestidos de forma tradicional que exhiben una serie de serpientes y tocan instrumentos tradicionales para animarlas a moverse. Entre ellas, destacan las cobras negras. Por la noche, se trata más de grupos o personas tocando instrumentos tradicionales. A su alrededor, por lo general, suelen formarse grupillos de personas disfrutando de cada espectáculo.
De la plaza Jamaa El Fna, casi como si fuera una prolongación, salen las calles Bab Agnou –abarrotada a primera hora de la noche, con muchas tiendas y hoteles con restaurantes turísticos en sus azoteas- y la más modesta de Beni Marine, con muchos restaurantes auténticamente locales.